Los escenarios cambian. Nuestros hijos y nietos jam?s creer?n si les contamos que nuestras madres y abuelas ten?an prohibida la entrada a la sala de prensa y otros destinos en carreras como el Tour y la Vuelta hace 50 a?os. Simplemente suced?a por el hecho de haber nacido como mujeres. Ni siquiera les permit?an el saludo -y ya no digamos un contacto m?s ?ntimo- con la pareja si esta era ciclista, por supuesto var?n, y gozaba de unas horas de descanso entre etapas del Tour y, de igual manera, de la Vuelta.
Me he cansado de explicar que a Luis Oca?a casi le cuesta el Tour de 1973, el que gan?, como castigo por dormir con su mujer durante las ?ltimas etapas de la carrera, simplemente porque quer?a su compa??a para sentirse todav?a m?s concentrado para llegar de amarillo a Par?s.
El caso de Van Aert
Wout van Aert viaj? desde Bélgica a Lisboa con su pareja y los dos hijos. Jugaba con los ni?os antes de tomar la salida en la contrarreloj inaugural de la Vuelta. Marido y esposa se besaban antes de que el corredor comenzase su participaci?n en la prueba para acabar el tercero de la etapa. Sin duda, y al contrario de lo que consideraban los antiguos organizadores de carreras ciclistas, el gesto no lo descentr?, como tampoco recibir a la familia en el d?a de descanso de Vigo, cuando la Vuelta cambi? el sur por el norte, el calor por el fr?o.
Hoy en d?a la sala de prensa de la Vuelta est? compartida por hombres y por mujeres en diferentes funciones, y casi me atrever?a a decir que desempe?ando diversos puestos organizativos de la carrera el género femenino supera al masculino. Sin duda, este porcentaje habr?a puesto de los nervios a los viejos mentores de las pruebas ciclistas.
Hace 30 a?os...
Hace 30 a?os cuando la Vuelta se dirig?a a la monta?a, al igual que ahora, centenares de cicloturistas ascend?an con las bicis horas antes de que llegase el pelot?n. Eran los que luego se instalaban en la cuneta para dar aliento a los corredores profesionales.
Hoy en d?a, m?s all? de que las bicis pesan menos, son algo m?s gordas, las ruedas m?s gruesas y llevan frenos de disco, m?s all? de estos detalles técnicos que seguramente pasan inadvertidos a los menos instruidos en este deporte, hay una particularidad que no pasa desapercibida. Las mujeres suben con las bicis, van en los pelotones que se forman y que hace tres décadas eran exclusivos de los varones. Ver a una chica con los chicos, verla vestida de ciclista era algo irreal, sencillamente porque no sub?an en bici y si se acercaban a la carretera de la Vuelta (o del Tour) era para acompa?ar a la pareja o hacerse cargo de los ni?os mientras el marido disfrutaba animando a los corredores.
En la actualidad...
El ciclismo ya no separa a los sexos, la bici sube igual al margen de que la conduzca un hombre o una mujer. Ellas y ellos se esfuerzan, cada cual seg?n los l?mites y cuando no se puede pues se aprovecha de uno de los grandes inventos de estos ?ltimos a?os, las bicis eléctricas que superan cualquier desaf?o, aunque los porcentajes salvajes del Cuitu Negru tampoco estaban hechos para la tecnolog?a m?s moderna y sofisticada.
Cuando no exist?an pelotones de mujeres, tampoco hab?a fot?grafas o periodistas femeninas. Eso s?. Eso no faltaba. El otro pelot?n, el de azafatas moviéndose por las salidas y llegadas de la Vuelta (y del Tour). Hoy no hay ninguna. Hoy las mujeres en la ronda espa?ola s?lo se exhiben ascendiendo puertos antes que los corredores profesionales para instalarse al borde de la carrera y unirse a la fiesta alentando a los protagonistas de la carrera.*
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